Tan pronto como egresó de la Ingeniería en Agronomía, Ana Miranda no dudó en dedicarse a aquella profesión que siempre le había apasionado: la apicultura.
A 12 años de haber incursionado en esta industria con su microempresa Reina Azul, Ana explica que todo inició de una manera muy natural, en pequeñas cantidades comenzó vendiendo a personas cercanas, hasta que gracias al especial cuidado que ponía en el proceso y sus altos estándares de calidad, su negocio creció y creció por la promoción de boca en boca.
Con una producción aproximada de cinco toneladas al año, la marca ha mantenido un mercado cercano a casa y sus procesos artesanales. También ha sabido cómo darle un toque muy personal a su producción, pues además de ofrecer miel de mezquite y multiflora “bronca”, como suele llamársele, Ana se ha encargado de innovar su negocio fusionando sabores adicionales a su miel.
Kunquat y jengibre, canela y romero, tomillo y limón, son las tres mezclas con las que Reina Azul se ha destacado, aunque Ana asegura que se mantiene creativa y en constante movimiento probando nuevas combinaciones y sabores.

La naturaleza siempre tiene algo que enseñarnos, y Ana afirma que las abejas con su organización y equilibrio no son la excepción:
“La apicultura te enseña a ser muy paciente y exacta con los tiempos, no puedes procrastinar, si tú no vas a su ritmo ellas se adelantarán, tienen un orden perfecto. Todo alrededor de ellas es un mundo impecable y todo lo que producen es útil para el hombre, tanto la miel, la cera, los propóleos y la jalea, con ellas no hay ningún tipo de desperdicio, ir al campo y ver cómo trabajan es toda una lección de vida”, comenta.
Después de tanto tiempo de compartir y aprender de estos insectos tan tenaces, la productora espera pronto abrir su apiario al público para que de esta manera cada vez más personas conozcan y aprecien más a estos insectos que no sólo nos otorgan alimento, sino que son de gran importancia para el medio ambiente.
