Por Jaime Escalera
Reconocemos que estamos en una época de transición importante sobre la forma de comunicarnos, reunirnos, viajar y hacer negocios.
Las consecuencias del internet y el comercio electrónico, el empoderamiento creciente del consumidor, la sofisticación de las formas de hacer compras y la globalización son sólo ejemplos de los retos que tenemos de frente para prevalecer en el mercado, mismos que también confrontan los departamentos de ventas, los gerentes y a los vendedores mismos.
Es un hecho que el acto de vender y toda su ciencia no escapa a los retos sin precedentes que requieren adaptarse a los cambios diligentes en la historia del ser humano.
Por otro lado, a nivel mundial repentinamente las ventas están en el foco de atención, y la atención estratégica es más puntual cada día. Y dos factores sobre algunos otros son la causa que obliga a innovar:
- El crecimiento exponencial de la competencia.
- Las estrategias precarias u ocurrencias en las que muchas empresas confían para contra-atacar los efectos de la híper-competencia.
Si preguntáramos a una compañía promedio ¿cuál es su principal estrategia para tener éxito en este mundo de negocios competitivo?, un gran porcentaje responderá “innovación”. Y la segunda pregunta por hacer será: ¿está funcionando?
Muchas empresas están migrando a un nuevo crecimiento orgánico organizacional, y no es que la innovación no funcione, sin embargo también tiene su declive, pues la idea misma de innovar brinda un espacio competitivo cada vez menor antes que los competidores ofrezcan igualdad de condiciones en el mercado. Y el secreto para llevar a cabo esta estrategia de crecimiento es contar con lo que pocas compañías tienen: La sensibilidad de crear, desarrollar, entrenar y hacer crecer el equipo comercial.
La tendencia es el servicio y atención a tus clientes
¿Estamos preparados?