Frente a la crisis derivada por la pandemia de coronavirus, la industria automotriz se ha visto inmersa en una situación poco favorable, anudando a que el sector venía arrastrando más de treinta meses a la baja en las ventas del mercado interno y poco a poco sus indicadores en producción y exportación también comenzaban a reducirse.
Para Aguascalientes, una entidad automotriz por excelencia, en la que poco más de 18.7% de su Producto Interno Bruto (PIB) lo ocupa esta industria, lo que representa un aporte mayor a los 40,000 millones de pesos anuales y equivale a más de 46 mil empleos generados, este escenario comienza a ser un gran reto que sortear, en el que la innovación y la búsqueda de proveedores locales será imperante, esto anudado a la entrada en vigor del T-MEC, que entre sus cláusulas exige una producción de automóviles con un porcentaje de piezas elaboradas en la región.
Bajo este contexto, José Zozaya Délano, quien estuvo más de 14 años como presidente, gerente general y representante ejecutivo de Kansas City Southern de México, llega a presidir la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA) en donde buscará generar estrategias para impulsar la recuperación de este icónico sector para la economía local y nacional.

Para el especialista, con la entrada en vigor del T-MEC se abre una serie de oportunidades para el proceso de integración regional, especialmente para la pequeña y mediana industria del país, lo que se espera dé un nuevo impulso a la economía mexicana y a Aguascalientes, pues para Zozaya Délano nuestra entidad no solo cuenta con una ubicación sumamente favorable para la distribución y comercialización, sino que “las condiciones de eficiencia, competitividad también las tiene Aguascalientes”, enfatiza.
José Zozaya asegura que este sector, el cual según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) emplea a alrededor de 900 mil personas para el armado de vehículos, fabricación de carrocerías y producción de autopartes en México, tiene todo el potencial y fuerza para salir de un momento poco favorable:
“La mano de obra mexicana está preparada y puede estar lista para lo que venga, para todo tipo de manufactura o de trabajo, es una mano de obra de calidad. México no debe vender mano de obra barata, sino calificada, precisamente por esa gran posibilidad y actitud de adquirir conocimiento y práctica muy rápido, hay que ver lo que se ha hecho bien en el mundo y seguirlo, yo pensaría que eso es una parte fundamental”, concluye el presidente de la AMIA.