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El lugar que daba vida a las locomotoras de vapor

El lugar que daba vida a las locomotoras de vapor

Colaboración del maestro Christian Medina, investigador del INAH

Después de la instalación de los talleres del ferrocarril en Aguascalientes a finales del siglo XIX, las 80 hectáreas donadas por la Hacienda de Ojocaliente para su instalación, frente a lo que eran las estaciones de carga y de pasajeros del ferrocarril, comenzaron a poblarse de vías, naves industriales y diferentes fundiciones que dieron paso a un movimiento sin precedente en Aguascalientes. 

Este movimiento consistía en el constante sonido del silbato de vapor, acompañado del ir y venir de trenes y maquinas por las diferentes vías que se habilitaron para realizar maniobras y poner en circulación los diferentes trenes que día y noche pasaban por lo que comenzó a conocerse como el barrio de la estación.

Así dentro de las naves industriales que se edificaron en los nuevos talleres, se podían contar algunas especializadas en pintura, otras en cuestiones de carpintería y otras más en la fundición de piezas clave para poder armas los diferentes tipos de vagones y góndolas que componían los trenes.

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Pero sin duda, uno de los lugares más importantes de los ferrocarriles eran aquellas naves dedicadas a la fabricación y reparación de las antiguas locomotoras de vapor.

Eran pues los talleres dedicados a la construcción y mantenimiento de las locomotoras unos de los más interesantes ya que daban vida al alma misma de los ferrocarriles:

Las Locomotoras de Vapor

Parte importantísima de estos talleres era la antigua casa redonda, que consistía en una especie de carrusel gigante y giratorio al que entraban las locomotoras, ya fuera para salir a las vías y comenzar a trabajar o para entrar a recibir mantenimiento en los talleres; por lo que dicha casa consistía en una enorme plataforma con una vía en la parte central, que al ser ocupada por una locomotora podía girarse para mandar a dicha maquina a una vía distinta o alguna de las cocheras especializadas que daba paso a los talleres de mantenimiento de máquinas.

La casa redonda, no era solo un lugar central de la vida de los talleres ferrocarrileros, sino uno de los mayores espectáculos que se podían contemplar por la magnitud de las maniobras que se realizaban sobre ella.

Con el tiempo la tecnología cambio y para la segunda mitad del siglo XX las locomotoras diésel entraron en funciones lo que unido al deterioro general de los talleres y fue entonces que el gran carrusel solo quedo el recuerdo y algunos vestigios enterrados que la hicieron desparecer.

Fue hasta el rescate de los talleres del ferrocarril, ahora con una nueva vocación cultural, que se comenzaron a realizar trabajos de arqueología histórica en la parte sur-poniente del recién rescatado salón de locomotoras; así mediante del estudio del terreno y la excavación del mismo se logró encontrar y poner en valor los cimientos de la casa redonda permitiendo conocer la magnitud de aquella obra y la importancia de recuperar su memoria como parte de lo que hoy es FICOTRECE.

La antigua casa redonda quedó convertida en un nuevo monumento que uniendo partes de arqueología historia y reconstrucciones modernas, dejan observar hasta el día de hoy lo que fue uno de los lugares centrales de los talleres ferrocarrileros y que en la actualidad ofrecen a turistas y visitantes locales un espacio abierto al público donde mediante los vestigios conservados se conoce y comprende el funcionamiento de lo que se podía considerar la puerta de entrada y salida de las antiguas locomotoras de vapor en Aguascalientes.

Fotos: Aguascalientes AYER Y HOY


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