Según la Organización de los Estados Americanos (OEA), las mipymes representan más del 95% de todas las unidades de producción en Latinoamérica y más de dos tercios de todos los trabajos. Indudablemente, la pandemia de Coronavirus ha provocado afectaciones en todos los sectores, algunos con más impacto que otros, provocando el cierre de empresas o la reducción del número de trabajadores.
En América Latina, los gobiernos de los países han comenzado a tomar en cuenta diversas acciones para reducir el impacto que pueda tener una caída económica. Se han fortalecido o ampliado los sistemas de garantías para facilitar el crédito a empresas y se han establecido normas temporales para que los bancos amplíen sus plazos para el pago de cuotas. También, se han establecido líneas de crédito específicas para proveer de capital a las mipymes y de esta manera respaldar sus operaciones.
Sin embargo, es necesario comenzar a pensar en estrategias que contribuyan a la recuperación y reactivación de la actividad productiva una vez que se logre salir de la fase crítica de contagios. Será necesario contar con recursos financieros no para otorgar liquidez, sino para reactivar sectores completos, para lo cual, es necesario crear sistemas de coordinación y cooperación entre las autoridades para enfrentar con éxito la fase de recuperación económica.
Hay algunas medidas que los expertos financieros recomiendan para darle continuidad a su negocio una vez que el periodo de contingencia termine, uno de ellos es que las empresas desarrollen planes de actuación para cada escenario concreto que se pueda presentar ante la crisis.
Se recomienda a las mipymes prever de qué manera se podrán atender las prioridades y marcar una solución anticipada a cualquier problema. También deberán preguntarse cuáles son las principales áreas en su estado financiero que se podrán ver afectadas y conocer la postura de los organismos nacionales ante las regulaciones para reactivar los negocios.