Por: Eugenio Herrera Nuño
En la octava edición del Índice de Competitividad Estatal, se analizaron las 32 entidades a través de 97 indicadores, con el objetivo de identificar las fortalezas y desafíos de cada una para atraer y retener talento e inversiones y que, en el marco de la contingencia que enfrentamos, les permitirán responder con la máxima efectividad.
Las entidades con menores niveles de informalidad y pobreza, mayor diversificación económica, menor dependencia de las transferencias de recursos del Gobierno federal y, en general, con las mejores calificaciones en las distintas dimensiones de la competitividad analizadas podrán afrontar más eficientemente la circunstancia actual.
En tal estudio, Aguascalientes subió seis lugares en el índice de competitividad del IMCO, gracias a su ascenso en renglones clave como: mercado de factores (nueve lugares), mejor sociedad (siete lugares), relaciones internacionales (siete lugares) e innovación para la competitividad (seis lugares).
Reduce su ubicación en economía donde pierde 4 lugares; estado de derecho, donde pierde tres lugares y en medio ambiente donde pasa del primero al segundo lugar nacional.
Obtiene el liderato nacional en el índice que mide la complejidad económica en los sectores de innovación a nivel estatal, el IMCO presentó valores en un rango de entre 2 mil 19 y 2 mil 46 puntos, en el que Aguascalientes consiguió el mayor valor, mientras que el menor lo obtuvo Guerrero. La media a nivel nacional fue de 2 mil 29 puntos.
Los ICE que elabora el IMCO de forma bienal han medido a través de diversos indicadores a lo largo de los últimos 14 años la competitividad de las 32 entidades federativas del país. De acuerdo con su metodología, definen como un estado competitivo a aquel que consistentemente resulta atractivo para el talento y la inversión, lo que se traduce en una mayor productividad, pero sobre todo, en un mayor bienestar para sus habitantes. Así pues, la competitividad, de acuerdo con esa definición, no es ajena a mejorar la calidad de vida de la población.
Por el contrario, la capacidad de una entidad para forjar, atraer y retener talento e inversiones depende enteramente de su habilidad para brindar a sus habitantes educación, salud, seguridad, acceso a servicios básicos, entre otros bienes y servicios. Todo ello en un marco de sostenibilidad e inclusión.
En este sentido, el IMCO, mediante el ICE, y la Organización de las Naciones Unidas (ONU), a través de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, persiguen objetivos que, aunque a primera vista pueden parecer distintos, son análogos. La relación entre los indicadores de competitividad y aquellos vinculados al cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) da cuenta del objetivo en común que comparten ambas métricas: de los 97 indicadores analizados en el ICE 2020, el 27% (26) tiene una relación directa con alguno de los 125 indicadores globales y nacionales asociados a los ODS que se analizan actualmente en México.
Desde un punto de vista temático, la relación es aún mayor: el 79% de los indicadores del ICE atiende temas relacionados con el cumplimiento de la mayoría de las metas de los ODS (se cubren metas de 12 de los 17 objetivos). Esto significa que, en la medida en la que los gobiernos estatales contribuyan, en el ámbito de sus atribuciones, al cumplimiento de los ODS, la competitividad de estos aumentará, y viceversa.